domingo, 10 de enero de 2010

Mentirosos compulsivos.

Rumores de traspasos. Son siempre lo mismo, hablan de mil jugadores en mil posibles equipos y al final nunca se cumplen. Es el cuento del pastor que advierte de un lobo que nunca aparece, y de repente, un día aparece el lobo por sorpresa en un lugar en el que nadie se lo esperaba. Pum ! Gasol a los Lakers. Quién lo hubiera adivinado ? Se había oído que Chicago lo quería, pero, los Lakers ? Pum ! Garnett y Allen a Boston. Y así mil cosas más.


Así estoy ahora. Todo el mundo me advierte de cosas que no pasan, una y otra vez, mil versiones del asunto hasta que de repente pasa algo totalmente diferente que me rompe los esquemas... solución ? no lo sé... el problema está en que todo el mundo me miente, del primero al último, y la mentira en sí no me parece mal, es algo con lo que hay que vivir, sin mentiras no existiría la felicidad. Lo que me revienta es cuando la mentira se usa para hacer daño. Creemos que las mentiras son malas pero no, las hacemos nosotros mismos malas para dañar a otras personas. Y a mí últimamente no hacen otra cosa que mentirme sin parar.